Con agradecimientos, pedidos o solamente para dar una muestra de fe, miles de peregrinos llegaron ayer al santuario de la Virgen del Cerro, ubicado en una de las cimas que rodean el norte de la ciudad. Luego de un año de encuentros de oración cada sábado en el lugar, la comunidad de fieles compartió una fiesta que concluyó con una caminata en la que cada uno llevó una vela o antorcha como símbolo de luz y esperanza.
Las actividades comenzaron a las 15. Desde el mediodía, los organizadores ya habían empezado a recibir a los colectivos con delegaciones de otras provincias.
Por la multitud que se esperaba, se habían distribuido unas 5 mil sillas, puestos de hidratación, una carpa del Samec para la atención médica y varios puntos de orientación y asistencia.
Pasadas las 16, los fieles que habían llegado desde distintos puntos de la provincia y el país se unieron para compartir canciones religiosas.
Por los senderos que conducen a la capilla de la virgen, subían cientos de personas con entusiasmo. A algunos les costaba un poco mantener el paso en el trayecto empinado que separa al estacionamiento del santuario. La mayoría caminaba con sus rosarios al cuello o entre las manos.
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